Los personajes de Howard recorrieron los mundos perdidos de la Antigüedad sin freno ni sostén, luchando a brazo partido contra magos, hechiceros, soldados y monstruos, demostrando, de una vez y para siempre, el viejo proverbio que nos recuerda que, si algo sangra, puede morir. Kull, rey de un mítico continente perdido en las brumas del ayer, es un personaje soñador y taciturno, violento y salvaje, solitario y noble que, buscando su sueño, consiguió una corona que, a toda costa, quiere conservar enfrentándose a toda clase de enemigos. En el texto de Jacques Bergier que prologa el presente volumen, éste nos recuerda: «Conan, naturalmente, no es el único personaje creado por Howard. Entre los demás, hay que citar, en primer lugar, al rey Kull, que habitó en la Atlántida en un período lejano y anterior a la Edad Hiboria. Kull es también anterior a Conan en la obra de Howard. Los mejores cuentos concernientes a Kull aparecieron en 1929, mientras que los cuentos de Conan comenzaron a aparecer en 1932. Kull tiene problemas distintos a los de Conan: mientras que Conan casi siempre se enfrenta a adversarios humanos, aunque sean magos, Kull reina sobre una población donde una antigua raza no definida, disfrazada como seres humanos, aún sobrevive. Los mejores relatos deKull son notables y su estilo, quizá, sea incluso mejor que el que tienen los de Conan. Los poemas de Kull son igualmente hermosos.[...]En total hay doce textos, todos notables, y dos excepcionales ». Eso , en opinión de Bergier. En la nuestra, todos los relatos de este volumen son magistrales.
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